NAVIA LUCHA POR SU BOTICA.

Los vecinos del viejo barrio se movilizan para recuperar su única farmacia, que la semana pasada fue obligada a cerrar por un litigio que comenzó hace diez años
El antiguo núcleo poblacional de Navia ha recibido hace unos días el primer sopapo derivado de la creación del nuevo espacio residencial, que beneficiará a los flamantes propietarios de las torres en perjuicio de la tranquila parroquia de casas bajas. Tranquila, hasta la semana pasada, cuando una sentencia del Tribunal Superior de Xusticia de Galicia obligó a cerrar la única farmacia que se asienta en la zona, cuando hace 28 años había dos. El establecimiento situado en la rúa Tomada, frente a la iglesia, cuya titular es Socorro Maneiro, abrió sus puertas el 15 de septiembre de 1977 y la semana pasada perdió la batalla legal iniciada hace diez años, cuando los propietarios de la otra farmacia decidieron trasladarse a otra calle viguesa y se abrió la espita para nuevas concesiones. Según asegura el presidente de la asociación de vecinos, José Sánchez, las que no consiguieron esa plaza recurrieron a los tribunales y después de una larga batalla legal, el TSXG acaba de darles la razón basándose en que el aquellos tiempos, el núcleo poblacional no reunía el censo suficiente según marcaba la normativa vigente, fijado en más de dos mil personas para los enclaves rurales.
El hecho es que los vecinos de Navia se han quedado sin farmacia, y que el pueblo se ha rebelado para que les devuelvan lo que consideran justo por ser un servicio imprescindible. Ayer cortaron el tráfico en la nueva circunvalación y las movilizaciones contiuarán hasta que consigan sus fines.
Desde el Colegio de Farmacéuticos de Pontevedra lamentan el caso, pero dicen que no pueden hacer nada además de solidarizarse tanto con la farmacéutica como con los vecinos que se han quedado sin botica. Su presidente, Luis Amaro, añade, para más consternación, que la ley que ha conseguido echar el cierre al establecimiento está actualmente derogada, «por lo que si el recurso se interpusiera hoy, no se habría podido cerrar. Pero es la ley, y hay que cumplirla».
«Un palo tremendo»
La única «solución» prevista beneficia a los nuevos moradores del barrio. Ya se ha aprobado una nueva licencia para una farmacia que está pendiente de los últimos trámites para abrir a principios del 2006 en la macrourbanización, y una segunda le sigue los pasos. A los de Navia de toda la vida no les arregla el problema. «Ha sido un palo tremendo, -reconoce Amaro-. Nosotros podemos animar a nuestros colegiados a que vayan allí­, pero, claro, ¡no podemos obligarles!»
En la puerta clausurada por ley de la vieja farmacia, el personal y la titular se despiden de los vecinos mediante una nota agradeciendo sus esfuerzos. Mientras el nuevo Navia crece por una esquina, los antiguos pobladores ven cómo merma su calidad de vida, pero no se quedan de brazos cruzados. La asociación vecinal se reunió ayer con el colectivo farmacéutico y han solicitado una reunión con responsables de la Consellería de Sanidade para trasladarles su preocupación. «La que montamos ayer cortando el tráfico fue importante, pero la crispación irá a más», advierten. En el barrio se masca el sentimiento de agravio por lo que ven como una decisión absurda.
En lo que todos los implicados están de acuerdo es en que la Consellería de Sanidade ha sido demasiado tajante en la ejecución de la sentencia. Al menos podían haber esperado a que abriesen los establecimientos previstos en los terrenos del PAU, aunque como señala el portavoz de los vecinos, no resuelve nada: «Nos da igual tener que ir allí­ que desplazarnos hasta Bouzas. De lo que se trata es de que la gente pueda ir andando a comprar lo que necesita a la farmacia, que en esta zona hay mucha población mayor», se queja González.
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